Diálogo Negativo: como evitarlo

El diálogo negativo es un mecanismo de defensa que se presenta al aparecer la angustia de no poder resolver una determinada situación en el juego. Este diálogo perjudica al jugador: este sabe que no debe engancharse en él, pero igual lo hace. Una forma práctica de evitar el diálogo negativo es que el jugador conozca que es lo que puede controlar dentro de un partido y que es lo que no puede. Empezemos por lo que no podemos controlar:

Qué no puede controlar el jugador

a) El clima;

b) El estado de la cancha;

c) El rival;

d) Los ruidos externos: por ejemplo los causados por la gente que ve el paritdo;

e) Fallos adversos; 

 f) La actitud del rival.

Ahora veamos Qué puede controlar el jugador:

a) La actitud: a través de esta, el jugador no debe  dar nada por perdido en el tiempo que dure el partido. Debe tener siempre una actitud positiva hacia el juego para consigo mismo y para con el equipo.

b) La voluntad y la perseverancia: ambas se usan para luchar en los momentos difíciles, para seguir adelante aún cuando las cosas no salgan, y para fomentar el pensamiento positivo.

c) El estímulo visual: se relaciona con el control de ojos. Es bueno por medio de estos, tener una percepción rápida del entorno: si tengo apoyo cerca, si tengo rivales, si tengo espacios para moverme.

d) Parar el diálogo interno: en situaciones de partido uno debe frenar el diálogo interno. El diálogo lo va a llevar hacía lo que debería haber hecho y no hizo o hacia lo que tendría que haber hecho en ese momento. Eso lo lleva a desconcentrarse y a perder confianza en uno mismo, a como se dice en la jerga irse del partido. En el partido uno debe situarse en el presente, no en el pasado o en el futuro.

e) Creencias irrealizables: no siempre lo que uno crea es fácil de alcanzar.  La creencia de que siempre uno tiene que hacer todo bien, de la mejor manera y ser capaz de conseguir los objetivos propuestos, pueden ser una fuente de presión que termine perjudicando al jugador. Recordemos que esto es un juego y en el mismo no estamos solos.  Hay veces que los objetivos propuestos no se alcanzan pero no por ello debo rendirme. Es necesario aprender a ser tolerante ante las frustraciones y debo ser seguro para alcanzar lo que quiero. Allí entran en juego la voluntad y la perseverancia de seguir adelante ante los obstáculos que puedan surgir. Otra creencia irrealizable es la de no poder controlar sentimientos o emociones: “… La preocupación excesiva por el partido o por lo que los demás puedan pensar (temor al rídiculo o verguenza) va a provocar un aumento de los pensamientos negativos…”. Uno puede aprender a controlar sus emociones: eso se entrena igual que lo físico o lo táctico.

Los pensamientos negativos atan la mente del jugador, atan el cuerpo, lo inhiben y limitan su rendimiento: no le permiten al jugador que juegue en el presente. Para contrarrestarlos se deben frenar dichos pensamientos en el momento y cambiarlos por pensamientos positivos. deben empezar a aparecer el sí puedo, si soy capaz, confío en mí y voy a poder hacerlo. Los pensamientos negativos llevan al jugador a la duda y a la inhibición; le restan creatividad y lo traban emocionalemte generando como resultado angustia. Tengamos en cuenta algunas frases que pueden ayudarnos para determinados momentos:

“… La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito…” (Emerson).

“…Una mente atormentada por la duda no puede concentrarse en el camino al éxito…” (Arthur Golden).

“…Transforma tus obstáculos en oportunidades y serás perseverante en tus objetivos propuestos…” (Lance Armstrong).

Martín Capurro

Lic. En Psicología – Especializado en Deporte.