Presiones en el Deporte

  El sentir presión es muy común en distintas situaciones de la vida, y el deporte no es una excepción. Casi todos los deportistas en algún momento literalmente la sintieron. La presión en el deporte es vivida como una tensión, una sensación de carga que no puede manejarse y que termina tornándose muy molesto. La presión puede presentar manifestaciones mentales o físicas.
En el plano mental es una sensación angustiosa, un obstáculo a superar, provocando una carga a nivel psíquico. Esta carga puede transformarse en una molestia, ocupar un espacio psíquico y surgir como preocupaciones. Este estado de tensión o de carga se afloja si el jugador esta rindiendo en un nivel esperado. Un rendimiento inferior a lo esperado, aumenta la tensión llevándolo a cometer errores y a sentirse inhibido. La tensión origina el endurecimiento muscular (hipertonía muscular), lo que puede predisponer a la aparición de calambres, contracturas, desgarros o lesiones más graves.

  Distinguimos dos tipos de presiones: la interna y la externa. La interna es representada “como algo que uno se introduce a sí mismo”, en relación franca con la autoexigencia de cada uno. Es la más difícil de dominar y es determinada por los deseos y ambiciones de cada uno. Estas ambiciones no deben ser demasiado altas ni demasiado difíciles de conseguir. Si son muy altas, puede pasar que el jugador al no alcanzarlas se sienta frustrado y por consiguiente una pérdida de autoestima y confianza.

  La presión externa esta representada en figuras como los entrenadores, la familia, novia, los compañeros de equipo, la gente, el árbitro, el rival, y otros significativos importantes como la cancha, el clima, etc. Las miradas y los comentarios antes o después de jugar de los entrenadores, familia, gente que va al partido, sumado a las propias expectativas e ilusiones inconscientemente incorporadas por el jugador, generan una cuota constante de presión con origen en el exterior de la persona y que esta debe canalizarlo para que no se transforme en una carga. Un ejemplo de esta presión externa, es la reacción de Rooney ante la prensa inglesa en este mundial de Sudáfrica. Rooney dijo que le gustaba ser chiflado por sus hinchas luego del empate de su selección contra Argelia. Rooney había prometido que se ganaría de cualquier forma. Al no ocurrir, se vio desbordado por sus dichos y reaccionó de mala manera ante las cámaras. Es un claro ejemplo del grado de presión externa que tenía por sus palabras.

Llegamos así a una pregunta importante: ¿Pueden los propios compañeros de equipo resultar una fuente de presión?. La respuesta es sí: el sentir que hay otros jugadores que compiten por el mismo puesto puede llevar al jugador a cometer errores, a sentirse inseguro y a tener mayor exigencia en el momento del juego. Se puede sentir presionado también por los comentarios de como jugó o si perjudicó al equipo de alguna manera,  con una tarjeta amarilla o siendo expulsado.

  Los rivales por su parte pueden ejercer presión externa a través del volumen de juego, desde lo técnico – táctico, y por supuesto desde lo físico, lo comunicacional y lo anímico. La presión aquí se controlaría entrenando la propia fortaleza mental e individual.

  Algunas formas de trabajar la presión: 1) Averiguar qué o quiénes le provocan presión. Es importante reconocerlo y poder expresarlo en palabras; 2) En grupos o equipos, la acción de los líderes es muy importante y sirve para disminuir la presión Es bueno para ello saber que piensan y en que creen esos líderes y si representan el pensamiento del equipo; 3) Se deben resaltar los aspectos positivos de cada jugador y del equipo, ya sea en lo técnico como en lo anímico. Es bueno que cada jugador pueda revisar la forma en que ha resuelto otras situaciones de exigencia en la vida diaria, para poder llevar dicha forma a la situación deportiva.

  Por último en estos tiempos exitistas los resultados pueden ser una presión: su ejemplo más claro es el de River – Boca. La sola aparición de la camiseta de boca provocaba en los jugadores de River una presión extra e insoportable. Más de una vez River comenzó ganando los partidos e incluso jugando mejor que Boca; pero no pudo mantener el resultado, se vió superado por la presión y esta le ganó el partido.

Martín Capurro

Lic. en Psicología – Especializado en Deporte.