Un regalito de bodas

Champagnat, que adelantó el debut por el casamiento de su hooker, le ganó a Biei sin jugar bien.

Vamoooooos Shampaaaaaaa!!!”.

La señora grita. Grita mucho y prolongado. Estira las palabras. Eso sí: con correción, no ignora ninguna ese e incluso las agrega. Escondida en unos grandes anteojos negros, con unos 60 años, es la que más se hace escuchar. Ni siquiera en el banco de Champagnat están tan nerviosos. De hecho, todos la miran. Pero ella sigue forzando la garganta. Ahí, cerquita suyo, asoma Miguel Maxwell, hooker titular de los de Pacheco que esta vez lo mira desde afuera. Es que el 2 fue el responsable de que Champa adelantara su debut en el torneo de la URBA: como se casaba anoche y ninguno de sus compañeros quería perderse la fiesta, jugaron ayer en lugar de hoy. Y, un loco, Maxwell vivió sus últimas horas de soltería… ¡en el club! De gorrita, cerca del banco, fue a ver a sus compañeros y, no bien terminó el partido, voló para empezar a empilcharse. Aunque, eso sí, se fue contento con su regalo, el triunfo por 15-10 ante Buenos Aires.

Hoy, Alikal en mano, posiblemente varios de los jugadores leerán esto. Y lo que es seguro, la deben haber pasado mejor en la fiesta que en la cancha. Si bien fue el primer partido, ninguno de los dos equipos jugó bien. Se prestaron la posesión y cometieron varios errores. Champa, por momentos, jugó con la corbata en la cabeza. Lució desalineado, como un equipo de las 6 de la mañana. Por eso, pese a que dominaba, terminó tambaleante. En el primer tiempo, la diferencia con un impreciso Biei fue el try de Eduardo Gómez Naar. El equipo de Fernández Lobbe falló en el line (¡justo en el line, Nacho!) y cedió en el scrum. La gran corrida de De Vicenzi a los 58 minutos sirvió para que Champa consiguiera aire (12-3), pero el debutante Fijalkauskas achicó a los 66’ (12-10) con una intercepción. La tranquilidad llegó con un penal de Simón Martínez Vallerga a los 76’. Y, ahí sí, que traigan el Champán.